Bueno, pues por fin llegó el gran día que todos estábamos esperando. Y cuando digo todos, me refiero a todos en general: yo, el Feo, Bea, Pakito, los de mi barrio, los del otro, hasta el Pinrel y su pandilla estaban haciendo sus preparativos. También por desgracia estaban enterados la policía municipal y la iglesia católica, porque si no no se explica que le diera por llover en pleno año de sequía.
Lo de la policía es serio, tiene que haber un chivato entre nosotros, porque ya es casualidad que cuando cruzamos el arco de los Gitanos estuvieran allí como cabrones, registrando las bolsas y pidiendo el DNI a la peña. Si eras menor de edad, te quitaban las botellas. Eso a nosotros no nos preocupaba demasiao (vamos, hace tiempo que el Feo se quedó calvoroto, y somos todos de la quinta), pero como el único que llevaba DNI era Pakito, a los demás nos quitaron las botellas. Para beberlo ellos seguro, los cabrones.
Encima, las botellas que llevaba Pakito eran las cocacolas. Hay que joderse. Se las regalamos a unas pavas que no nos hicieron ni puto caso, pero había que intentarlo. El Feo lo intentó demasiado y se ganó una ostia en los morros, je je.
Menos mal que a nosotros el bebercio nos quema en las manos y en el camino que va desde el super al arco ya nos habíamos liquidado lo importante y sólo nos quedaba el kit kalimochero -es que desde las 8 que cierran el super hasta las 10 se hace un poco largo.
Total que a eso de las 10 y media estábamos allí donde el Rastro con cuatro botellas de dos litros de cocacola, lloviendo, poquísima peña y ciegos totales. Volcamos un par de contenedores y nos dimos el piro, seguidos por un par de pitufos cabrones, pero nos sabemos el truco: si corres cuesta arriba no te persiguen, je je. Y la ginebra a nosotros nos da superpoderes y supervelocidad, también superostias cuando no te fijas en los agujeros de la acera, menos mal que no me rompí nada y que la sangre no se nota mucho en la camiseta negra de Airon Maiden.
Creo que nuestros esfuerzos botelloneros sirvieron para poco y no pudimos superar a los sevillanos que son más y no llueve.
Lo único bueno de la noche fue cuando fuimos a Vallespín que estaba cerca y como ya estábamos bien mamados no importaba demasiado el precio de las copas. Me metí en los baños de uno de los bares (no me acuerdo cuál de ellos) a ver si potaba un poquito y me encontré al Pinrel!! ¡¡El mismo!! Y le dediqué en esclusiva o como se diga:
El repertorio de Pablito
- Un rodillazo en los huevos aprovechando el factor sorpresa.
- Una ostia en los morros aprovechando el factor de que se ha tenido que agachar
- Un empujoncito pa que caiga al suelo (en este momento, tope fácil)
- Una pota intergaláctica tratando de repartirla bien por todo el Pinrel
- Un par de patadas en los riñones de recuerdo por lo del golf
No hizo falta mearle encima porque el suelo del baño ya era suficiente. Y a desaparecer porque con el Pinrel puedo pero con sus amigotes a lo mejor no.
A ver si el próximo botellón tenemos más suerte.
